lunes, 5 de julio de 2010

le-art



Un relámpago turquesa
en la noche cerrada
de su plumaje

Bajo el sol de las acacias
la luz se fragmenta en el asfalto

El cazador:
sumido en su silencio de ámbar
aguarda entre sombras









La urbe es el territorio del ser humano por excelencia, es el medio ambiente que nos hemos construido aparentemente a la medida de nuestras necesidades y afanes. Hay una frontera imaginaria entre ciudad y naturaleza pero los limites son difusos y se rescriben constantemente.

En estos límites trabaja la mirada del artista. Tradicionalmente ha sido el hombre quien avasalla la naturaleza pero ésta, a pesar de nuestro empeño destructivo, parece empeñada en demostrarnos que la vida está dispuesta a florecer en cualquier grieta, en cualquier mínimo rincón en que le demos una tregua.

Hay un pequeño drama en esta imagen de colores engañosamente inocentes. El imperativo de la supervivencia esta ahí retratado en ese cazador ahora acorralado por los padres de su presa. los
árboles y los edificios parecen curvarse en una perspectiva imposible sobre los protagonistas de
la escena para recordarnos que el centro del universo puede estar en cualquier sitio, que la
belleza, el amor y el dolor no son un patrimonio exclusivamente humano.

S.A